La evaluación dialógica, una propuesta a la educación inclusiva.
Antes de comenzar con el tema de esta propuesta, es necesario introducir algunos conceptos claves que permitan tener una mejor comprensión de los planteamientos que se pretenden dar a conocer, relativos a los procedimientos de evaluación, desde la perspectiva de la educación inclusiva. Por lo que comenzaré con una breve revisión histórica y conceptual de las comunidades de aprendizaje y el aprendizaje dialógico, para finalizar con algunos comentarios y datos estadísticos que complementan y validan la información entregada, incluyendo algunos links para quienes se interesen en profundizar en el tema y deseen revisar más a fondo algunas experiencias inclusoras que han sido publicadas.
¿Qué son las Comunidades de Aprendizaje?
Las comunidades de aprendizaje surgen como un proyecto de transformación de las escuelas tradicionales, para superar el fracaso escolar y las desigualdades que sufren los grupos pertenecientes a las minorías socioculturales. En el mundo existen alrededor de 6.000 escuelas que han adoptado esta modalidad de trabajo, cuya institución pionera fuera la escuela “Martin Luther King” en Yale, Estados Unidos. En España se comenzó con la implementación de este proyecto hace 4 o 5 años, en el País Vasco, luego se extendió a Cataluña y recientemente en la provincia de Huesca, actualmente hay 56 escuelas convertidas en comunidades de aprendizaje. En Brasil hay 3 y en Chile 2.
Las Comunidades de aprendizaje son un proyecto que surge como una forma de dar respuesta a las demandas que la sociedad de la información y del conocimiento, requieren a nivel educativo, las que plantean la incorporación y participación activa de toda la comunidad educativa, incluyendo también al voluntariado, en el proceso de enseñanza aprendizaje de los alumnos. Tiene como objetivo “conseguir una sociedad de la información para todas las personas” (Eljob, C., Puigdellívol, I., Soler, M. & Valls, R., 2002. p:75), a través de la participación plena de las personas, sin limitaciones de tipo socio-cultural, basándose en principios de comunicación, diálogo y consenso igualitario y sustentadas en la hipótesis de que “el aumento de las interacciones en las actividades de aprendizaje, a través de la participación de la comunidad en el aula y escuela, fomenta el compartir y consensuar normas y valores de las personas de diferentes culturas, edades, recursos y formación académica” (CREA, 2003-2005, p.2). Lo que supone una reorganización tanto del centro educativo como del entorno de éste.
Las comunidades de aprendizaje son una propuesta a la escuela tradicional, en la que se utiliza como medio para enfrentar los problemas de los alumnos, la separación en grupos (de alto, mediano y bajo nivel de rendimiento), excluyendo de la sala ordinaria a aquellos con problemas de conducta o de aprendizaje, para que fuesen tratados en una sala aparte a la del grupo curso. El desafío es el de cambiar la adaptación curricular por la aceleración, la exclusión, por la formación de grupos interactivos dentro del aula. Promoviendo una forma de educar que sin exclusiones, que no separe ni margine a ningún alumno. Sustentada en los valores de igualdad, diálogo, democracia, libertad, justicia, en contraposición al poder y la exclusión.
Uno de los puntos de partida es el pensamiento, basado en el principio de igualdad:
“Que el aprendizaje que queremos para nuestros hijos esté al alcance de todos los niños”, a través de la inclusión de todos los alumnos al aula, apostando por la capacidad que todos los alumnos tienen hacia el aprendizaje, sin exclusión de ningún tipo.
¿Qué es el aprendizaje dialógico?
La concepción del aprendizaje dialógico tiene una base interdisciplinar que recibe los aportes de la sociología, antropología, educación, psicología, filosofía, economía, etc., enmarcada dentro del paradigma social de la enseñanza. Basada en principios de democracia, justicia social y la participación igualitaria y se formula a partir de otras concepciones anteriormente planteadas por diversos autores reconocidos y destacados por su amplia trayectoria investigadora como son: Chomsky con su teoría de la gramática generativa (1977), Freire con la Teoría de la acción dialógica (1970), con la aproximación al concepto de indagación dialógica de Wells (2001), la Teoría de la acción comunicativa de Habermas (1987), la noción de imaginación dialógica de Bakhtin (1981), la teoría del “Yo dialógico” de Soler (2004), La interdependencia lingüística de Cummins (2002), la teoría sociocultural del desarrollo y del aprendizaje de Vygotsky (1995), el interaccionismo simbólico de Mead (1973), la educación como diálogo entre persona y cultura de Brunner (1988), aprender el pensamiento en la interacción de Rogoff (1993), las interacciones dialógicas e interacciones de poder planteadas por CREA (2006- 2008). Todos ellos citados en Aubert et al. (2009), consideran las interacciones dialógicas como fundamentales para el aprendizaje, en que el lenguaje cumple un papel de mediador, destacando también el vínculo inseparable entre el individuo y la sociedad, por lo que consideran que el aprendizaje no puede separarse del entorno sociocultural en el cual está inserto el proceso educativo, entorno que puede ser transformado a través de la comunicación no sólo entre los expertos en el tema, sino entre todo los que tengan algún argumento que aportar.
El concepto de aprendizaje dialógico apunta a la transformación, y no a la adaptación (ya que esta última sólo aumenta las desigualdades). Y esto es posible gracias a la naturaleza transformadora de las personas, a la reflexividad del conocimiento, ya que considera como idea central “que las personas, sus sentimientos, ideas y acciones no están totalmente determinadas por las estructuras, sino que los individuos y los grupos están en continua interacción con esas estructuras, definiéndolas y cambiándolas” (Aubert et al., 2009, p.150), esta idea concuerda con las ideas centrales de la obra de Freire (2003, citado en Aubert et al., 2009) quien cree plenamente en esta capacidad de todas las personas por transformar la realidad y liberarse de las injusticias sociales y de la exclusión de las personas más desfavorecidas, lo que él denominó la lucha contra la cultura del silencio, a través del diálogo igualitario.
Este nuevo enfoque conceptual y metodológico basado en la idea central de la interacción, “introduce cambios en dos aspectos claves: la orientación de la enseñanza hacia los máximos niveles de aprendizaje y el papel del profesorado como agente educativo colaborativo” (Aubert et al., p. 78). Para lograr estos niveles de aprendizaje máximos, se requiere de un currículum que apunte a la transformación y no a la adaptación, como lo que se ha realizado erróneamente hasta ahora al utilizar estrategias para atender a la diversidad, a través de las adecuaciones curriculares, unidades de escolarización externa, talleres de adaptación escolar, agrupaciones flexibles de los alumnos según sus ritmos de aprendizaje, entre otras, en que a los alumnos desventajados, se les minimizan los objetivos curriculares, manteniéndolos excluidos de toda opción de acceder a aprendizajes instrumentales de mayor complejidad, a través de lo que Aubert et al. (2009) denominan el “currículum de la felicidad y la sociabilidad” (p. 204) en que se limitan los aprendizajes a tratar problemas prácticos de la vida diaria.
Otro de los aspectos clave que requiere de un cambio es el rol del docente, quien pasa de ser el experto en los contenidos curriculares, y por tanto limitado al contexto de la sala de clases, a ser un facilitador de interacciones comunicativas y participativas con el entorno social y cultural, es decir “pasar poco a poco de relaciones coercitivas a relaciones de poder colaborativas”. (Cummins, 2002, citado en Aubert et al., p.135)
El aprendizaje dialógico se concreta en las comunidades de aprendizaje a través de los grupos interactivos, formación de familiares y el modelo comunitario en la prevención de conflictos.
Los grupos interactivos, están conformados de forma heterogénea en relación al origen cultural, género o nivel de aprendizaje. Se componen por un número de 4 a 5 alumnos por grupo, los que realizan las actividades guiadas por un adulto, con una duración que no excede a los 20 minutos. Esta modalidad de trabajo promueve la solidaridad y la responsabilidad en el propio aprendizaje y en el del resto de los compañeros, ya que se promueve el cambio de roles entre el alumnado, de tal manera que exista colaboración entre ellos para resolver las dificultades que se presenten, a través del diálogo igualitario, para llegar a la obtención de un máximo rendimiento escolar.
La formación de los familiares, en que se ofrece alfabetización ordinaria y digital a los familiares de los alumnos, por separado y en conjunto con los niños (toda la familia). Considera la función formadora de la escuela, abierta a toda la comunidad educativa, para poder generar la transformación del entorno, ya que en las Comunidades de Aprendizaje la correlación entre lo que ocurre en el entorno más cercano al alumno y el contexto escolar, es lo que permitirá el logro de los aprendizajes.
Modelo Comunitario en prevención de conflictos, considera la reflexión del tema, haciendo partícipe a todos los miembros de la comunidad educativa, con el fin de consensuar normas comunes de trato digno e igualitario, en que toda conducta exclusora o de maltrato es rechazada y tratada a través de toda la comunidad educativa.
Evaluación dialógica:
Cuando hablamos de atención a la diversidad, un elemento decisivo es la evaluación. Si partimos de la idea de trabajar atendiendo a la heterogeneidad, la evaluación tendría que considerarla como uno de sus principios rectores, por lo que debiera tener en cuenta “los diferentes puntos de partida de alumnas y alumnos, sus diferentes ritmos de aprendizaje, sus recursos propios y los diferentes grados de ayuda que se les debe proporcionar” (Ardanaz, L., et al., 2004. p:54-55). Hay que tener en cuenta que, al realizar modificaciones en el curriculum, al priorizar objetivos, éstas deben considerarse al momento de evaluar.
El modelo de evaluación que mayormente se ajusta a los planteamientos mencionados anteriormente, es el de evaluación auténtica, ya que éste incluye el uso de distintos instrumentos (observación, portafolios, prueba oral, escrita, cuadernos de los alumnos, carpetas de trabajo, proyectos, etc.), considerando los distintos momentos de evaluación (diagnóstica, formativa y sumativa) y los diversos agentes (autoevaluación, coevaluación, heteroevaluación). Además plantea que la evaluación debe ser realizada en contextos reales, evitando de esta manera situaciones de tensión para el alumnado, lo que permite obtener respuestas más fidedignas de cómo los alumnos están llevando a cabo sus procesos de aprendizaje, pues permite recoger un espectro mucho más amplio del desempeño de un alumno ante una situación compleja, sin que quede limitado a las evidencias que entrega una evaluación realizada en una situación de laboratorio, mediante el uso de un instrumento específico considerado como único y válido, que no representa a la realidad.
Por otra parte, en las comunidades de aprendizaje, se intentan evitar todo tipo de clasificaciones con las que se suele etiquetar a los alumnos, por lo que en vez de encontrar la mejor etiqueta diagnóstica para un alumno, resulta más provechosa la descripción, de forma funcional y dinámica de su desempeño en relación con referentes concretos. En este punto es importante mencionar que la evaluación es principalmente idiográfica y no nomotética, lo que quiere decir que “se compara al individuo consigo mismo y no con un grupo normativo teórico o hipotético” (Molina, S., et al, 1990. p: 47). Esto no significa que no se apliquen evaluaciones estandarizadas, sino que el análisis que se haga de los resultados sea lo más descriptiva posible, del modo de trabajar y de resolver problemas del niño, entre otros aspectos, evitando caer en comparaciones con otros alumnos.
La evaluación de los aprendizajes se lleva a cabo por los docentes, en colaboración con todo el personal de apoyo, en que se valora y valida como un gran aporte, la información extra que ellos puedan otorgar para complementar o enriquecer el proceso de enseñanza aprendizaje del alumno. Sin olvidar que este traspaso de información se hace en un contexto dialógico, conservando el principio básico de igualdad, por lo que los juicios de valor que emitan los involucrados son igual de válidos que los del docente.
Por último, para cerrar el tema de la evaluación, y el carácter formativo que esta adquiere en las comunidades de aprendizaje, es fundamental no olvidar el Feed-Back, que en un proceso dialógico no sólo debiera provenir del docente, sino que éste debiera actuar como mediador para que los distintos agentes involucrados, incluyendo el propio alumnado y el personal de apoyo, logren efectuar una retroalimentación que permita comprobar la adecuación e inadecuación no sólo al proceso de evaluación, sino también a la forma en cómo se está llevando a cabo el proceso educativo en general, y más ambicioso aún, sería que se pudiesen determinar las causas de los aciertos y los fallos, de manera que se puedan realizar las reestructuraciones y tomar las decisiones que apunten a la mejora de los aprendizajes de los alumnos.
COMENTARIOS FINALES:
Finalmente, creo que el transformar las escuelas en comunidades de aprendizaje, es una forma de hacer educación que va más allá de un proyecto que fue creado en un momento para satisfacer las demandas de la heterogeneidad de la educación, sino que es una ideología y una actitud de todos quienes compartimos los pensamientos que la han generado y para quienes pretendemos y reafirmamos en nuestra práctica diaria los valores de igualdad, libertad y democracia, inherentes al acto de educar. Ciertamente, el abrir los colegios a la comunidad, es un gran desafío, que debiera expandirse a más escuelas y en todos los niveles educativos. Pero también debemos reconocer las resistencias que todo cambio provoca en las personas, sobre todo aquellos que involucran un cambio ideológico y actitudinal, considerando en éste sentido que lo que se pretende es sustituir la hegemonía del docente, que ha imperado por siglos, por una emancipación del alumnado y de sus familias por un lado; la superación de la homogeneidad, como un facilitador de los procesos de enseñanza-aprendizaje y como uno de los fines que perseguía la educación, tradicional, por la consolidación de la heterogeneidad, vista como un componente enriquecedor y potenciador inherente al ser humano; y el hermetismo de la escuela y de las aulas, consideradas por algunos autores como las “cajas negras” en educación, por una escuela abierta a la comunidad, que mantenga la sinergia de un sistema complejo, acorde a la era en que estamos viviendo.
Es muy posible que para muchos, el modelo de escuela planteado sea una ideología utópica, sin embargo, los ejemplos de escuelas transformadas a comunidades de aprendizaje, y sus resultados, ponen en evidencia que a pesar de las condiciones adversas que podamos encontrar, se puede avanzar en pro de las escuelas inclusivas, como un reto asumido por toda la sociedad.
ESTADÍSTICAS DE RESULTADOS:
En los siguientes gráficos podemos observar los resultados obtenidos por algunos centros que funcionan como comunidades de aprendizaje en Catalunya, en las evaluaciones externas a las que son sometidos, como seguimiento de los resultados del Proyecto. (Flecha, A., et al. 2009)
LINKS CON TEMAS RELACIONADOS:
http://www.comunidadesdeaprendizaje.net/pdf/presen.pdf
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Ardanaz, L., et al., (2004). La escuela Inclusiva. Prácticas y reflexiones. Barcelona: editorial Graò.
Aubert, A., Flecha, A., García, C., Flecha, R & Racionero, S., (2009). Aprendizaje dialógico en la sociedad de la información. Barcelona: Hipatía Editorial S.A.
CREA, (2003-2005). Lectura dialógica e igualdad de género en las interacciones del aula. Barcelona. Universitat de Barcelona.
Eljob, C., Puigdellívol, I., Soler, M. & Valls, R. (2002) Comunidades de aprendizaje. Transformar la Educación. Barcelona: Editorial GRAÓ, de IRIF, S.L.
Flecha, A., García, R., Gómez, A. & Latorre, A. (2009) “Participación en escuelas de éxito: una investigación comunicativa del proyecto Includ-ed”, en Revista cultura y educación 21, (2) 183-196. Barcelona: Fundación Infancia y Aprendizaje.
Molina, S., Arráiz, A., Berenguer, M. (1990) Recursos para la elaboración de adaptaciones curriculares individualizadas. Volumen 1. Instrumentos para la evaluación funcional. Alcoy: Editorial Marfil S.A.
Autora:
Dorys Sabando R.
Magister en Educación Diferencial
Mención en Necesidades Educativas Especiales Múltiples
UMCE-Santiago de Chile.
Chile
Buenas, encuentro a faltar una propuesta específica de evaluación dialógica. Adjunto enlace por si es de su interés.
ResponderEliminarhttps://gruposedi.blogspot.com/
Saludos.